2.12.08
El mercader de Venecia
El rato que dura una cena me aprovechó ayer para commoverme con una escena de El Mercader de Venecia, la genial adaptación cinematográfica de Michael Radford de una de tantas obras maestras de Shakespeare: Shylock (Al Pacino) movido por una codicia extrema que mueve su sed de venganza exige a Antonio (Jeremy Irons) el cumplimiento, siguiendo a pies juntillas la ley de Venecia, de una deuda singular: una libra de carne junto al corazón de Antonio.
Una joven travestida en doctor en leyes le da una lección monumental al judío y lo deja sin venganza y sin bienes, además de poner en entredicho sus principios morales.
Recordé la monumental manifestación del sábado en la ciutat de Valéncia contra Fontdemora y su particular concepción de la asignatura Educación para la Ciudadanía. No me explico cómo un Consell (acostumbrado a engarzar su ausencia de principios morales con la conveniencia política de cada coyuntura) ha ido tan lejos en una sinrazón como ésta. Sin duda no se trata exactamente de una cuestión de creencias morales: es la representación de una codicia y una sed de venganza extremas. Codicia para llevar hasta el paroxismo el "aquí mando yo"; y sed de venganza representada por el odio visceral hacia los colectivos de docentes y de padres de alumnos que no pululan en su órbita. Nada demasiado distinto a tantas otras actuaciones y actitudes de los que nos gobiernan.
Entre ellas la obsesión enfermiza de Rita Barberà hacia El Cabanyal, movida por los mismos principios: codicia y sed de venganza hacia los vecinos que le han impedido llevar a buen puerto su maléfico plan de destrucción del pueblo marinero.
En cualquier otra sociedad estos síntomas diagnosticarían el agotamiento de un modelo de gestión que lleva siendo demasiados años soberano, el estertor último de unos políticos funámbulistas que (como le pasó a Aznar a nivel estatal) empiezan a convencerse de que gobiernan por su virtudes ideológicas y no, como es el caso, como consecuencia de los defectos de sus oponentes.
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4 commenti:
L'educació no és problema sols d'ací, a tota Espanya deixa mooolt que desitjar. Que estos quatre gilipolles s'empenyen en que els nanos siguen trilingües i tonteries semblants és sols la punteta d'un sistema educatiu que fa pena, i al remat en uns anys canviem de govern i tot açò serà una anècdota als anuaris mentre continuem fent ciutadans que escriuen istoria o las bacas pastavan en el prado. I eixa gent són els metges, els polítics, els que faran el món demà. Que estem parlant dels anys més importants, els que conformen el futur i s'ho prenem com si res.
No crec en l'educació pública, no per el moment.
Vull dir, que l'últim que faria amb els meus fills és clavar-los a una escola pública.
No me extraña que estemos en la cola del nivel educativo y que los resultados sean así de malos...en lugar de abrumar a los pobres niñitos con tantas asignaturas y acojonarles con el inglés, `por qué se dedican primero a reforzar las ya existentes hasta que se normalicen ahí? primero que afiancen y cojan seguridad en lo básico, después ya lo nuevo!!!
MaRPoP: nueva ministra de educación POP!
Muases!
Pero lo del inglés no les acojona, simplemente les interesa porque así no entienden ni papa de lo que se está hablando, eso es lo que ellos pretenden....
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