Atún empanado en cebolla

Lomitos de atún a la siciliana o Tunnu auruduci.

Tengo un magnífico libro de cocina en casa, de recetas de Nápoles y Sicilia comentadas por David Ruggiero. A veces, como buen sopranista, me atrevo con algunas, las más sencillas. Una de mis especialidades es el atún a la siciliana. Untas de harina unos lomos de atún —com li agradava a mon pare la tonyina fresca, volta i revolta i crueta per dins i en un raget de llima, sense més, eixe dia se'l vea especialment feliç cara al plat— y los pasas a plancha con el aceite muy caliente, como le gustaban a mon pare. Los apartas y en la misma sartén pochas cebolla y, con vino blanco, un punto de vinagre de Módena y una pizca de azúcar, haces una reducción. Cuando queda apenas un culito de vino dejas que se reduzca del todo junto a los lomitos. El resultado es un atún agridulce espectacular.

Ayer me atreví con mi plato estrella. Como no había harina, empané los lomitos, puse demasiada cebolla —mucha cebolla, una barbaridad, vaya—, el atún no me quedó crudito por dentro y además el vinagre era del Hacendado. Aún así me dijeron que estaba bueno, bastante bueno incluso —yo evidentemente ni lo probé, ¡cebollas, argggg!—. Horas después la sufrida persona que hizo la cata estalló en carcajadas sin venir a cuenta y alcé las cejas preguntando a qué venían:

— ¡Menudo atún empanado en cebolla que me has hecho!

Y aún me estoy riendo ahora pensando en ello.

Cuatro días de descomprensión dan para éso y mucho más. Después de haber pasado semanas bajo el mar, inmerso en la sensación de irrealidad que siempre tiene vivir bajo la superficie.

El libro, bromas y veras aparte, es una maravilla: «Especialidades de Nápoles y Sicilia» de David Ruggerio y editado por Könemann. Está agotado pero hasta hace poco aún lo tenían en París-Valencia.

PS Que conste que no soy la mama de las recetas de la foto. Así es justo como no me salió a mí.