29.4.08
La crisis del bacalao
No sé si les pasa a ustedes, cuando se encuentran a alguien por ahí.
— ¿Qué cómo va Forlati?
— Va bene, va bene.
— Pues serás el único, porque la crisis…
Yo no entiendo más que lo justito de economia. De hecho, durante la carrera arrastré las asignaturas de Macroeconomía y Microeconomía hasta el final de los días. En 1984 leí "El caso del bacalao" del inmortal filósofo Francisco Ibáñez y decidí que no necesitaba saber nada más de economía. Confieso también que aprobé los examenes de historia del instituto sin dejar de mirar de reojo los tebeos de "Erase una vez el hombre", mucho más didácticos que los pesados manuales al uso.
En "El caso del bacalao" una colla de mafiosos compran la producción mundial de abadejo y colman las tiendas y mercados del pescado de la sed a un precio de risa. Cuando la ciudad entera se ha habituado a comer bacalao a todas horas, los mafiosos cortan el suministro de agua y sacan a las calles sus camiones cisterna de agua, cobrando el líquido elemento a precio de oro. Negocio redondo.
Cuando me dicen:
— Pues serás el único, porque la crisis…
siempre contesto lo mismo:
— ¿Por qué durante años los bancos han concedido préstamos que sabían que eran imposibles de cobrar? ¿Por qué las instituciones han consentido la creación masiva de empresas exclusivamente dedicadas al pelotazo inmobiliario? ¿Por qué se ha consentido el desmantelamiento de todo nuestro tejido industrial y agrícola?
y también:
— ¿Por qué ha habido gente tan flipada para vivir creyendo que su situación era real y no consecuencia de un bluf inmenso? ¿Por qué ha habido tanta gente que ha insultado a los analistas sensatos que avisaban de esto? ¿Por qué esa misma gente le extendía un cheque en blanco cada 4 años a los inmorales que auspiciaron aquél globo multicolor —le tomo prestada la expresión a Diafebus—?
Ahora las consecuencias de todo esto no las pagan los descerebrados que nos han puesto en esta situación. Las pagamos todos.
Cuando me dicen:
— Pues serás el único, porque la crisis…
yo les contesto:
— Yo no compré un piso de 60 millones ni un BMW. ¡Ah! ¿Tú sí? Pues por tipos como tú estamos como estamos.
PS No se pierdan la extraordinaria serie de reportajes del gran Vicè sobre la mafia palermitana, la Cosa Nostra (pueden linkar "fare vucciria" en la columna de la derecha). Después de leerlos con placer uno no puede sino admirar a chicos como los de Adio Pizzo y preguntarse si hay diferencias substanciales entre los que mandan en Palermo (en la sombra, bajo el paraguas de la omertà) y los que nos gobiernan aquí porque les votan cada 4 años.
Y más después de escuchar las cínicas, hipócritas y desvergonzadas declaraciones del teniente de alcalde de l'Ajuntament de Valéncia, Alfonso Grau en el magnífico reportaje que sobre El Cabanyal emitieron en La 2 para todo el estado español el domingo a las 21,25h.
— ¿Es que hemos dejado de limpiar El Cabanyal? ¿Hemos desatendido los servicios mínimos? ¿No hay seguridad ciudadana? ¿Alguien puede creer que un organismo democrático pone o quita a los delincuentes de un barrio? —preguntaba retóricamente el señor Grau.
Sí. Eso han hecho ustedes y mucho más. Lo sabe toda la ciudad y con un poco de suerte se enterará toda Europa.
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5 commenti:
Roberto Saviano evocant a Pasolini:
"Yo sé y tengo pruebas. Yo sé cómo se originan las economías y dónde toman su olor. El olor del éxito y el de la victoria. Yo sé qué rezuman las ganancias. Yo sé. Y la verdad de la palabra no hace prisioneros porque todo lo devora y de todo es prueba. Y no debe arrastrar contrapruebas ni tramar sumarios. Observa, sopesa, mira, escucha. Sabe. No condena a ninguna celda y sus testigos no se retractan. Nadie se arrepiente. Yo sé y tengo las pruebas. Yo sé dónde se desvanecen los manuales de economía transformando sus fractales en materia, cosas, hierro, tiempo y contratos. Yo sé. Y lo saben mis pruebas, que no están escondidas en un pen drive a salvo en algún agujero bajo tierra. No tengo vídeos comprometedores en ningún garaje escondido de ningún pueblito inaccesible en la montaña. Tampoco poseo documentos en ciclostilo de los servicios secretos. Las pruebas son irrefutables por ser parciales, grabadas con el iris, contadas con palabras y templadas con emociones que han rebotado en hierro y madera. Yo veo, intuyo, miro, hablo, y así testifico, fea palabra que todavía puede valer cuando susurra: “es falso” al oído de quien escucha cantilenas rimadas y acariciadas por los mecanismos de poder. La verdad es parcial; en el fondo, si se pudiera reducir a una fórmula objetiva, sería química. Yo sé y tengo las pruebas. Luego cuento. Cuento estas verdades."
"colla de mafiosos "
Açò és lo millor del text.
(Ho sent, ja saps que sempre em quede amb este tipo de tonteries...)
D.
Vicè: tinc unes ganetes de tirar-li a Saviano……… Pronte, pronte. La meua tauleta de nit està més caòtica que el mercat de la Vucciria.
Diamantes: Podria professionalisar-se i dedicar-se a la detecció d'espardenyaes. Pero me les deixa passar per al blog, ¿ok? Jajaja
Claro lo más jodido de esta crisis - si uno ve Canal 9 puede creer que vive en la Rumanía de Ceucescu - es lo siguiente. Cuando ETA ofreció una tregua al gobierno los de siempre graznaron: no se la crean es una estrategia de rearme. Probablemente la cosa no fue ni mucho menos tan sencilla, pero el tiempo les dio parcialmente la razón. Esta crisis absolutamente teledirigida sirve para lo mismo. Adivina adivinanza: si los precios de suelo y viviend bajan siquiera un par de puntos ¿quién acumulará ese patrimonio? ¡Premio! y después, cuando consideren que ya está bien, volverán a sacarlo a la venta un 20% más caro, solo que, claro, en un clima de confianza descerebrada. Ergo...¿quién se habrá hecho más rico y quién habrá vuelto a morder el anzuelo? ¡Premio de nuevo!
En no sé qué cadena ponían el siguente ejemplo. Una tía se había comprado tres pisos en Benidorm para revenderlos, pero ahora se los tenía que comer con patatas. Cosas de la crisis. En este caso la actitud de la presunta víctima era la causa de la condena de todos. Pues que se joda.
Ah, i Grau va estar de traca. ¿Es ya hora de deixar-se dur pel pànic?
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