24.5.08

La Peixca del Bou



La mayoría de valencianos creen que la Peixca del Bou se llama así porque unos bueyes, en la playa del Cabanyal, arrastraban las barcas de pesca hasta el mar. Nada de eso. El Bou es una modalidad de pesca que se conoce con ese nombre —sin traducir— en todo el Mediterráneo. Dos barcas pareadas de vela, arrastran en popa una red de copo de 21 brazas de largo y 130 mallas de dos pulgadas de ancho, sobre todo fondo limpio de piedras desde 4 a 120 brazas de agua. Vistas las barcas desde lejos parecen la yunta de dos bueyes.

La Peixca del Bou representó en el Cabanyal mucho más que un arte de pesca. En este pueblo de pescadores fue la actividad marinera más rentable durante siglo. Sin embargo las redes de arrastre perjudicaban a muchas especies. Eso decían algunos. Ello representó que durante largo periodos estuviera prohibida. Esos periodos eran los de crisis y hambruna en El Cabanyal, los que incentibaban el contrabando, los que propiciaron la emigración a Cádiz de muchas familias. También se generaron tensos debates sobre el perjuicio que ocasionaba esta pesca con pingües intereses en juego. Durante los periodos de prohibición se hacía una sola excepción: cuando la casa real lo ordenaba las barcas podían salir para proveer los regios banquetes de pescado fresco.

Con una actitud que recuerda inexorablemente a los sobres que percibe la mafia o a las comisiones que algunos desalmados dicen que cobran nuestros políticos al otorgar contratas, el impuesto a pagar por practicar el Bou era un auténtico atraco a mano armada. El sudor, la sangre y la vida de mis antepasados servía para llenar las arcas del Real Patrimonio (que se quedaba 1/3 del gravamen) y del Cabildo de la Iglesia Metropolitana (que se quedaba los otros 2/3).

Autoridades civiles y religiosas establecieron en el edificio de la Peixcateria (Llonja del Peix, c/ Eugènia Vinyes, todavía en pie hasta que la avenida de Blasco Ibáñez acabe con ella) un despacho real para controlar de cerca el negociete. Ningún pescador podía llevar pescado a su casa, ni venderlo en la playa, ni a ningún almacén ni empresario.

Dicen los cronistas que el General Elio fue la única persona influyente que ayudó a los pescadores ante la derrama que sufrían. Llegó a enfrentarse incluso a las disposiciones reales. La ciudad le premió condenandole a morir por garrote vil.

Esta adversidades, lógicamente, forjaron un carácter luchador e imaginativo en las gentes del Cabanyal. Ya se sabe: el hambre acentúa el ingenio. Y surgieron las callejuelas entre casas que, con la excusa de su utilidad para guardar mástiles y velas, convirtieron El Cabanyal en un laberinto que permitiera huir con facilidad de la policía. Y surgieron los miramares desde donde hacer señales con fuego a las barcas para indicar que no había moros en la costa y podía entrar el estraperlo en tierra firme. Y vino Blasco Ibáñez y entusiasmó a los pescadores con sus encendidos discursos revolucionarios (¡qué paradojas, que la avenida que lleva su nombre, vaya a destruir ahora el pueblo!). Y se fundó la Federació Anarquista Ibèrica. Y los casinos y cafés donde conspirar contra los opresores. Y la militancia política. Y Sorolla pintó "Y aun dicen que el pescado es caro". Y Blasco escribió «Flor de Mayo». Y las fotos y grabados de los viajeros que retrataron la situación socioeconómica que se vivía aquí. Y…



Desgraciadamente, queda muy poco en pie que recuerde la actividad de la Peixca del Bou y lo que queda, por supuesto, está en mal estado. Si viviéramos en una sociedad normal donde nuestros políticos no estuvieran obsesionados con borrar todo rastro del pasado, no sería descabellado rehabilitar lo que queda (La Casa dels Bous y la Casa de la Cría dels Bous) y usar algunas fotos antiguas para reconstruir algunas cosas como la puerta de la Cofradía de Pescadores que tenía sobre el dintel las cabezas de dos bous… Y por supuesto albergar en alguno de estos edificios un Museo dedicado a la Peixca del Bou, que sin duda es la actividad que ha marcado nuestra idiosincrasia como pueblo de una forma más firme. Hay que tener en cuenta además la singularidad plástica de la utilización de los bueyes para sacar las barcas al mar, que no se dió en muchos otros lugares del Mediterráneo donde también se pescaba al Bou. Sería una forma lógica de dotar de atractivos turísticos al Cabanyal, como la rehabilitación de todo el patrimonio modernista. Hace poco tuve ocasión de visitar el Museo Etnográfica de La Pobla de Vallbona y se me calló al alma a los pies de sana envidia.

Pero ya saben ustedes: es más turístico ese esplendoroso bodrío del hotel de Las Arenas o la ínclita prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez "para que los subnormales que vienen de fuera puedan ir en coche recto hasta el mar, sin riesgo de perderse".

Si alguien quiere saber más sobre el tema hay un interesante libro, «La Peixca del Bou» que editaron hace unos años L'Oronella y la Conselleria d'Agricultura en que se explica todo esto y más.



PS Fantásticos y emocionantes los Draytones ayer.

9 commenti:

morena ha detto...

Hay que pelear para mantener esa "memoria histórica", puesta en entredicho tantas veces.

Larga vida al Cabanyal!

Anonimo ha detto...

Excelente post.

bar Torino

Vicè ha detto...

La memòria. Mentres quede la memòria, la derrota mai serà completa, continuarà actiu un focus indomable de resistència. Mai trovaran el secret del llaberint del Cabanyal, encara que intenten tombar-lo amb grues o bòlids que passen pel barri a 323 km/h. Excel·lent, Forlati.

¡LLUEVE REVOLUCIÓN! ha detto...

Ahora que nombras a Sorolla, pienso (claro, cada loco con su tema,jajaja) en lo relacionado que está con la idea del Cabanyal. Me explico. El Sorolla que nos vende Rita Barberà es el Sorolla impresionista, el de los paisajes cañís...cuando en realidad Sorolla pertenece al grupo del realismo social, hizo mucha crítica (como el cuadro de "Aún dicen que el pescaso es caro", que señalas en el post) de la sociedad de entocnes, del consumismo...pero no, eso no conviene, Sorolla fue impresionista y punto, fue color y fiesta y así somos los valencianos, color y fiesta.
Lo mismo pasa con el Cabanyal, para Rita y sus colegas son más bonitos 4 hoteles,4 carreteras... qué importa destrozar un barrio histórico, "por dinero no será".
En fin, que hoy me he levantado con el pie izquierdo, hoy no firmo como MaRPoP, sino como una historiadora del arte indignada, si señor.
Besos PoP!

diafebus ha detto...

Magnífico artículo y muy apropiada la explicación sobre el verdadero significado de la "peixca de bou". La paradoja de Blasco Ibáñez es sencillamente aterradora.

diafebus ha detto...

Magnífico artículo y muy apropiada la explicación sobre el verdadero significado de la "peixca de bou". La paradoja de Blasco Ibáñez es sencillamente aterradora.

Forlati ha detto...

Gràcies a tots per les seues amables paraules.

Anonimo ha detto...

si supieras que la sociedad de la marina auxiliante esta en tratos para vender la casa dels bous a cabañal 2010 que dirias. VERGONZOSO, como pueden vender nuestra historia, de pena

Forlati ha detto...

Hola Anónimo i benvingut: sí, ya ho sabia. Desgraciadament pareix q El Cabanyal sancer està en venda. No sap vosté quin esgarró en l'ànima ve provocant-me tot açò.

Salutacions