27.7.08
El Padrino III
En las últimas semanas he vuelto a ver El Padrino, hoy la tercera, esa que casi por unanimidad es vilipendiada por todo el mundo ante la magnificencia de las dos primeras entregas. No estoy de acuerdo con esa mayoría. Michael Corleone asume e interioriza aquí el fracaso de toda su vida: separado de su gran amor, Kay; solitario en la cima; arrastrando en su consciencia la losa de la ejecución de su hermano Fredo… y por fin viendo morir a su hija en sus brazos el día que su hijo debuta en la Ópera de Palermo con La Cavalleria Rusticana. Todo ha perdido el sentido ya.
La reflexión fílmica de Coppola sobre esta asunción del fracaso vital es extraordinaria.
¿Qué decir de la escena, en los jardines vaticanos, en que MC confiesa sus pecados ante el cardenal Lamberto (futuro Juan Pablo I)? ¿O de la visita guiada que le ofrece a Kay por Sicilia, con la esperanza de que tal vez así comprenda por fin a los Corleone? Una escena que culmina con la mutua declaración de amor eterno.
Esas imágenes son definitivas para acentuar el gran tema de las tres entregas de El Padrino: la derrota de quien intentar rebelarse contra su destino, encarnada en el personaje de Michael Corleone.
El Padrino III muestra de forma clara el esfuerzo realizado por MC para dignificar sus negocios alejándose del tráfico de drogas, vendiéndo todos los casinos, evitando la sangre… A pesar de ello, a medida que tiene más y más poder, se da cuenta de que las cimas del mundo de los "negocios limpios" están atestadas de criminales de guante blanco. Allí no queda ni rastro de escrúpulo. Sobre ello reflexiona en otro pasaje.
Sin embargo, esa "purificación" del negocio de los Corleone no la lleva a cabo por algún tipo de convencimiento moral, sino sencillamente por amor. Ha perdido a Kay de forma irreversible y sin embargo se esfuerza por cumplir la promesa que le hizo en un par de situaciones críticas conyugales, ya casados. El gran abismo entre ellos siempre fue el temor de Kay al hombre que amaba. Un temor que Michael luchó toda su vida por desvanecer, luchando contra su propio destino.
Un hombre atrapado por su destino, como casi todos.
El Padrino, obra maestra. Las tres, sin excepción ni coletillas.
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3 commenti:
¿Y qué me dice del parecido de Sofia Coppola con Meadow Soprano? Jejeje...
Perfecta radiografía. El Padrino III, además de ese mensaje vital, también es un gran fresco sobre lo que fueron los 70 y los 80: la secta P2, el corrupto Michele Sindona, temas que Peter Robb aborda a la perfección en "Medianoche en Sicilia" (libro del cual le suplicaré un post y que supongo que le habrá convencido de la necesidad de una cretinata en Palermo)
A mi me gusta encerrarme cada x años y ver las tres seguidas de golpe.
Salute, Forlati!
en resum, que la cabra tira al monte i que hi ha coses que per molt que uno vullga no es poden canviar
Como ya dije en una cretinata, me ofrecí a actuar como guía a través del universo El Padrino para mi madre, que no había visto ninguna de las tres películas. Eso me dio la oportunidad de redescubrir la tercera parte, tan interesante, tan rica, tras muchos meses sin acercarme a ella. Me parece sublime. Y un valiente intento de mostrar, con extraordinarios mimbres, las peligrosas relaciones entre la Cosa Nostra y la Iglesia.
Salut!
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