24.10.08

Frank Bascombe


Primera edición norteamericana de Independence Day, de Richard Ford (1995), novela con la que obtuvo los premios Pulitzer y Pen/Faulkner.

Hoy pretendía hablarse de la catadura moral del mundo en que vivimos. No como sería previsible, referida a los grandes temas ni a la política; sino a la catadura moral que subyace detrás de las pequeñas decisiones cotidianas de cierta gente que nos envuelve; cómo nuestro día a día se convulsiona ante actitudes regidas por valores morales bajo los cuales se oculta, sin duda, la perversa mano de la industria televisiva occidental, y si me apuran, de la cultural. Pero menudo ladrillito para un viernes tarde.

Prefiero dejarles con algunos fragmentos del amigo Richard Ford. Les desvelaré poca cosa de la novela porque deben ustedes inexcusablemente leerse (los que aún no lo hayan hecho) las tres que forman parte de la trilogía. Sólo les diré que tras devorar las dos primeras, Richard y Frank han pasado a formar parte de mi particular olimpo literario. Es un grande, una bestia al nivel de los que son lo más de lo más en la mesilla de noche de nuestras alcobas.

"Ahora nos podría ir mejor, o eso decidí anoche, pues ya no nos entendemos uno al otro, no tenemos nada que ofrecer ni arrebatar y, en consecuencia, nada que merezca la pena conservar o proteger. Es una especie de progreso" (pág. 514).

"Ahora estamos más separados que nunca, por lo que un beso no importa" (pág. 493).

"…y durante ese instante fugaz siento una felicidad inadecuada…" (pág. 484).

"Hay cosas idiotas que merece la pena hacer" (pág. 424).

"…y se acerca oliendo a tabaco y agua de colonia de manzana que se ha echado por si acaso yo pudiera ser el tipo que le pague el piso de marras."

"…no hay nada malo en las intenciones de altos vuelos, ni entonces ni ahora" (pág. 401).

"varios retratos de fundadores de la ciudad, con grandes patillas —sin duda tenderos todos, que se vistieron para parecer candidatos a la presidencia" (pág. 400).

"¿Te apetecería que fuéramos a uno de esos bares para que te invite a otra cerveza mientras yo tomo una ginebra y puede que un sandwich? Me llamo Frank Bascombe, a propósito" (pág. 397).

"Toca su paquete de Winston como si estuviera pensando en otra cosa" (pág. 397).

Bueno, bueno, me he puesto de atrás a delante a ofrecerles subyados y se me ha ido la mano, así que por pereza o por no cansarles más, les dejo con el último:

"—¿Me quieres? —digo yo, sin pensarlo.
— ¿Te gustaría?
— Claro que sí. Creo que sería estupendo.
— ¿No me encuentras demasiado tonta? Creo que soy muy tonta.
— ¡No! No creo que seas tonta. Creo que eres maravillosa.
Tengo el auricular, a fuerza de apretar, casi clavado en la oreja.
— Yo creo que soy tonta.
— A lo mejor por eso no me quieres". (pág. 388).

Uffff, Bascombe, quin personage! Sin duda, uno de los nuestros. Feliz viernes!

Richard Ford en Missoula, Montana, en 1983, a los 39 años, la misma edad a la que Frank Bascombe, su personaje y sospecho que alter ego, empieza a contar su vida en «El periodista deportivo». En 1995 saldría a la luz la segunda novela de la trilogía, «El día de la independencia» en la que Bascombe ya tiene 44 años. Hace nada salió a la luz «Acción de gracias», la tercera entrega, que yo empezaré a leer el domingo, si el tiempo acompaña.
Foto © Marion Ettlinger.

PS: Por cierto, me he dejado las 30 últimas páginas para encontrales un momento adecuado de clímax.

4 commenti:

¡LLUEVE REVOLUCIÓN! ha detto...

Jo, con Richard Ford...jajajajajaja!saludos POP con chuiks que suenan a fin de semanita!

Anonimo ha detto...

Missoula, ciudad natal de David Lynch...Buen augurio.

Anonimo ha detto...

Sus libros de cuentos son muy buenos también.

"Pecados sin cuento" y "De hombres y mujeres"

salud

bar Torino

Vicè ha detto...

Avance a bon ritmo en "El periodista deportivo". Molt bó. En parlarem llarg i extés!