16.2.09

Déu és del Llevant UD

És difícil explicar l'immensa admiració que quasi tots els components de la Cretina Comèdia sentim per Enric González. És difícil relatar cóm hem fet d'apologistes de la seua obra impresa en format llibre i en prensa. És impossible recrear quàntes conversacions maravelloses hem compartit arran de la seua prosa. És quasi patològic com hem aplegat raonat sobre els seus estats d'ànim per lo que deduíem dels seus artículs.

Ho sintetisaré en unes poques paraules: si hi ha algú de l'entorn del món lletraferit pel qual sentim una devoció semblant a la que els catòlics tenen per Déu, eixe és el senyor Enric González.

Valga esta introductio per a entendre l'èxtasis que —com a granotes— el sr. Nota i servidor hem experimentat en llegir-nos per teléfon est artícul, paladejant cada paraula fins a l'orgasme de l'última frase.

Senyor González: l'amem. Amén.

La Historia del gato muerto.


Por Enric González.

Link directe ací per als que creguen que és una broma.

Text de l'artícul:

La estética del fracaso se hace a veces cansina, eso es cierto. El héroe derrotado y víctima de la injusticia constituye un instrumento narrativo muy útil cuando se trata de criticar la sociedad. Desde el Jean Valjean de Víctor Hugo al Philip Marlowe de Raymond Chandler, disponemos de una extensa galería de personajes inequívocos: en cuanto aparecen, sabemos que al final, si llegan a sobrevivir, se quedarán solos y pobres. Ocurre, sin embargo, que ese héroe, o antihéroe, ha degenerado con frecuencia en un pastiche. Eso, en el arte. En la vida, el culto al fracaso tiende a producir abulia, conformismo y una actitud parasitaria.

Todo eso lo reconozco. Pero en materia de fútbol sigo sintiendo respeto, y casi reverencia, hacia los equipos malditos. Uno siempre puede elegir los colores de un equipo grande y más o menos triunfador; sospecho que los equipos pequeños y más o menos perdedores, en cambio, le eligen a uno.

Puestos a elegir un club europeo al que el destino haya designado como víctima, yo propondría al Torino. Por la catástrofe aérea de Superga, que aniquiló el mejor equipo de su historia; por la desgracia de Meroni, la mariposa grana, atropellado tras un partido por un joven admirador, y por estar condenado a convivir con una sociedad tan potente y altiva como la Juventus. ¿Y en España? Mi elección, evidentemente subjetiva, recaería en el Levante. No pertenezco a ese segmento de la sociedad que se embelesa con los colores azul y grana, los que utiliza el Levante. Pero simpatizo con los decanos de Valencia, en parte por los infortunios que desde siempre han afligido a la institución granota (llamada así por las ranas que abundaban en una vieja sede) y en parte porque de pequeño oí hablar de la leyenda del gato negro. No sé si la conocen. Dicen que hacia 1959, después de que el Levante perdiera una promoción para ascender a Primera, unos seguidores del Valencia colgaron un cartel junto a la puerta del estadio levantinista de Vallejo. El cartel decía: "Cuando el gato suba a la palmera, el Levante estará en Primera". Había unas palmeras por allí. Al pie de una de ellas dejaron el cadáver de un gato negro.

No sé si la historia es cierta o si, de serlo, ocurrió como la cuento. Se agradecerían noticias. Posee, en cualquier caso, una indudable fuerza expresiva.

Hagamos un breve e incompleto recuento de las desgracias del Levante, un club endémicamente pobre. La desgracia que podríamos calificar de fundacional ocurrió en 1927, cuando se creó la Liga española: el Levante podría haber disputado las eliminatorias que garantizaban un puesto en Segunda, pero por falta de dinero prefirió instalarse en Tercera.

Diez años después, en 1937, el Levante venció en la final de Copa a su máximo rival, el Valencia. Pero la competición fue disputada en la zona republicana y el título no fue reconocido por el franquismo; sólo en la democracia se ha legalizado ese trofeo. Dos décadas más tarde, en 1957, el estadio granota fue destrozado por unas inundaciones. En 1981, el Levante fichó por una cantidad desproporcionada (porcentaje de taquilla incluido) a un Johan Cruyff especializado en lanzar fueras de banda; la temporada acabó en descenso. Los últimos años son bien conocidos, incluyendo los impagos a los jugadores y el desastre económico del pasado. Es sólo un detalle, pero este fin de semana ha perdido contra el Hércules.

Se aceptan otras propuestas, pero insisto: no conozco una afición que haya sufrido tanto como la granota.

(El País, 16/2/2009)

6 commenti:

jonceltic ha detto...

Que tal Forlati!

Encara hi ha gent que qüestiona el seu article, no puc creure-lo, granotes fanàtics que no veuen més enllà dels seus ulls.

Aixina ens va


Salut !

morena ha detto...

¡Ahí va!
cuando juegan al ataque
todos temen su coraje.
¡Ahí va!
no hay rival que le resista
es el Hércules campeón

ups, se me va (acabarán contagiándome)

Un rincón apartado ha detto...

Grande, Enric, grande.

angresola ha detto...

Estic descollonant-me al imaginar la conversa telefònica/orgasme granotí entre vosté i el gran Nota. Una autèntica hot-line heterosexual i entre mascles.
Abraços.

diafebus ha detto...

jajaja, estareu contents, eh cabrons?

De totes maneres en això ya teniu munició per tombar als chotos lletraferits durant un parell de dècades. Amen.

Nosatros tenim a Roncero. Qué hem de fer.

Vicè ha detto...

No crega, Diafebus.

Cada vegada queda menys per a que Enric escriga sobre nosaltres els xotos (de fet, ja ho va fer una volta, a manera de trencar el gel, per a dir allò de "la bronca habría sido penosa, pero venial, de no haber enloquecido el chico aquel del banquillo" en el VCF-Inter, i per a proclamar "l'antipatia mútua" entre els seus nerazzurri i els blanquinegres jajaja).

A més, ahir, 16-2-9, va ser un dia també fantàstic per als valencianistes. Passen per "últimes vesprades" i ho sabran...

Com ja he comentat en privat a Nota i Forlati, enhorabona per l'article de Déu.