28.5.10

Lost


[Una de las muchas incógnitas por resolver que deja la serie: ¿en qué lugar de la Isla estaba el salón de belleza en que se acicalaba Kate?]

No me queda más remedio que, al final, dar la razón al tropel de anti-lostianos que puebla la red. Lost es un fraude. Un producto cultural se valora en conjunto. No hay novelas buenas cuyas 70 últimas páginas sean un ladrillo y un cúmulo de incoherencias. Y la sexta temporada de Lost es un fiasco descomunal.

He vibrado durante muchas semanas con la serie. Los gazapos inaceptables que tiene el guión durante toda la serie no consiguieron hundir una producción exquisita, un ritmo narrativo trepidante y unos personajes perfilados con maestría. Los anti-Lost no coincidirán con esto, pero para gusto, colores. Y muchos de ellos, además, se postularon como enemigos de la serie por el mismo ridículo argumento que se esgrime muchas veces en casos similares: su éxito masivo no suele gustar a los puristas. Ya saben: nos gusta la singularidad y ser los que disfrutan, con un sexto sentido innato, de grandiosos productos culturales que pasan desapercibidos para las masas. Me hastía esta pose, la verdad, tan facilona y reduccionista. Tengo fobia a la bipolaridad. Sobre todo a la que se oculta tras el maniqueísmo de lo bueno y lo malo, sinónimo, en el tema que nos ocupa, de lo minoritario y lo mayoritario. Llevado al extremo es como no reconocer el exquisito fútbol del Barça, el virtuosismo de Coppola o el genio literario de Blasco Ibáñez. Lo exitoso no tiene porque ser enemigo de la calidad. Es de Perogrullo pero no está de más recordarlo de vez en cuando.

Volviendo al tema: durante la sexta temporada los guionistas de Lost han sido incapaces de dar respuesta a prácticamente ninguna de las grandes cuestiones que se plantean durante la serie. Docenas de cuestiones —que fueron utilizadas tramposamente como anzuelo temporal— quedan sin respuesta. Y ello hace de las seis temporadas un totum revolutum plagado de incoherencias. Donde creíamos que existían razones que se desvelarían con el tiempo sólo había burdas técnicas narrativas con que atrapar al espectador. Y como consecuencia de ello se desvanece, en gran parte, el cuidado perfil que de los personajes se había trazado durante cinco temporadas.

Una estafa que cierra tantas incógnitas con una solución rastrera: encomendemos todas las cuestiones pendientes al designio divino. Y quien no lo vea claro que tenga fe. Inaceptable. Una estafa.

Los responsables de la serie no han estado a la altura de las expectativas creadas. Exposición, nudo y desenlace. No hay que licenciarse en Audiovisuales. Se estudia en Primaria. Esta serie sólo tiene exposición y nudo. Una estafa.

Pese a ello recordaremos la cándida mirada de Kate, los ojos estrábicos de Ben, los motes de Sawyer, al iluminado Locke y sus cuchillos, la deífica sonrisa de Jacob, las curvas de Ana Lucía, o a Hugo Reyes, a quien la dieta de mangos y senderismo sólo lo puso más rollizo. Y por supuesto a Jack, ese doc todoterreno, a quien todos los hipocondríacos querríamos tener cerca. Alguien capaz de coser una costura en la piel con un anzuelo y una liana.

2 commenti:

barbituriki ha detto...

Si que ha sido un chasco...

Ya se vía venir

http://www.youtube.com/watch?v=FWml2wgNVdU

¡LLUEVE REVOLUCIÓN! ha detto...

A mi la simple idea (harto explotadita, por otro aldo) un grupito de personajes que sorbeviven a un accidente y acaban perdidos (como su propio nombre indica, jaja) en una isla me echó para atrás. Y sabiendo que a tantos seguidores de la serie os ha defraudado el final, me alegro de no haber sido capaz ni de soportar el primer capitulito enterito, jeje.
Animitos, siempre podéis consolaros con otras series! será por series!
Saluditos POP!