La vida está llena de camins d'argent, caminos de plata, esos ríos a que se refería Emili Beüt como las arterías que daban la vida a todo el territorio valenciano —a cualquier territorio, en realidad—. Maravillosa metáfora.
Els camins d'argent son autopistas de vida en estado puro a las que nos acercamos para beber, para cazar, para quitarnos el calor, para chapotear, para dejarnos secar al sol y, un día para establecernos, no muy lejos del cauce. Pero tampoco muy cerca. Ya saben: A vora riu, no faces niu.
Ay de aquel que no tenga els camins d'argent de su vida llenos de agua que mana y corre fresca. Ay del país que sólo tiene rieras secas. Porque son las fuentes en que alimentar las inquietudes que, al final, al hacer balance, nos habrán regalado todo el placer puntual y todas las satisfacciones sensitivas que darán sentido a nuestras vida. Ello y no la retórica de las grandes palabras.
Jódanse. Hoy estoy zen.
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